miércoles, septiembre 9

En el camión.

Salí de la escuela como a las 6 PM para esperar a que pasara el camión con mis 4 pesos en la bolsa derecha de la chamarra.
Eso porque nunca sé si va a pasar el RTP de 2 pesos o el expreso, que es el que casi siempre me toca.

Después de estar esperando un buen rato, llegó y me subí mientras escuchaba a los Beatles.
Ya estando arriba, pagué mis dos pesitos, me dieron mi boleto, caminé hacia la puerta de descenso, me agarré con una mano del tubo de arriba y con la otra de uno de los asientos.
En las dos paradas siguientes, se subió un chingo de gente; entre ellos, una muchacha de aspecto limpio que se paró a mi lado.
Observaba a la gente, una y otra vez y me preguntaba cómo es que podían traer sus chamarrotas de invierno cuando estábamos a unos 19 grados ?!
Ya estábamos en la México-Toluca cuando empecé a sentir una ansiedad horrible; empezaba a faltarme el aire, una pendeja que estaba sentada enfrente de mí me observaba con una mirada de aparente asco y no podía respirar con mucha fuerza porque la muchacha que se había parado al lado de mí, desprendía un olor muy raro que estaba provocándome náuseas. El olor era una combinación entre gel, cuero cabelludo sucio y un perfume muy dulce; los perfumes dulces me marean.

Seguía observando a la gente. Tal vez así me olvidaría de los olores que me estaban haciendo sentir asqueada ?
Veía a las que estaban enfrente de mí, a las de a lado, al muchacho de la sudadera azul y el pelo largo, al señor de lentes con corte de pelo de fresh prince of Bel Air, los disque banqueros, el señor que estaba atrás de mí (que a cada rato me sacaba sustos porque pensaba que me estaba agarrando una nalga cuando sólo era su portafolio el que me rozaba).

El viaje se me hacía eterno y las canciones de los Beatles no me ayudaban mucho, por lo menos 'A day in the life' y 'Within you without you' empeoraban mi situación, ya que hacían que me sintiera más pinche mareada.

En una de las paradas, se subieron una señora y un niño, me pasaron los 4 pesos, los pasé y me dieron sus dos boletos.
Poco después de eso, alguien apachurró el botón de 'parada solicitada', el camión se paró y por fin me bajé del pinche infierno en llantas en el que estaba.
Me dio gusto sentir el aire "fresco".

Caminé con prisa, subí el puente, lo crucé, me tropecé, subí el otro puente, saludé a la muchacha que vende pepitas y seguí escuchando música.
Ignoré a los albañiles, seguí mi camino. Saludé a los batos de seguridad de la entrada a la colonia.
Caminé y caminé más por esa ruta que ya me sé.
Como a las 7 PM ya estaba en casa por fin, no mi hogar, pero sí el techo bajo el que vivo actualmente.

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